3. ALGUNOS PLANTEAMIENTOS SOBRE LOS GRUPOS DE AUTODEFENSA El debate sobre las autodefensas gira alrededor de dos planteamientos convencionales sobre sus relaciones con el Estado colombiano: el primero sostiene que el Estado financia, organiza y planifica operaciones conjuntas con las autodefensas, y el segundo, que el Estado es omisivo y complaciente, y que no pone en funcionamiento su capacidad para investigar, sancionar y atacar a las autodefensas. El panorama de las autodefensas que aquí se presenta, y los factores y datos mencionados arriba, permiten identificar diferentes factores de análisis: 1. Si bien es cierto que en la década de los sesenta, el marco legal contempló la asociación de civiles para efectos de seguridad, no es menos cierto que desde 1989 la legislación penal criminalizó la organización, promoción o financiamiento de grupos armados al margen de la ley. Hoy en día las autodefensas son un proyecto autónomo. El crecimiento exponencial de estas organizaciones a partir de los años ochenta está íntimamente ligado a la influencia del narcotráfico y a la participación de muy variados sectores sociales. Existe una larga tradición de apoyo reactivo a estas y otras formas ilegales violentas, por parte de diversos sectores sociales, pero este apoyo no cuenta con el respaldo estatal. El hecho de que las autodefensas se hayan constituido como un proyecto autónomo no quiere decir que algunos elementos del Estado no tengan una actitud permisiva y aún cómplice. No obstante, su comportamiento no es el resultado de una estrategia orquestada desde los más altos niveles del Estado. Es producto de la corrupción o de la convicción personal. Estas conductas son materia de la investigación y judicialización por las instancias estatales correspondientes. 2. Con frecuencia los servidores públicos han sido objeto de ataques por parte de los grupos de autodefensa. Recordemos la denominada masacre de La Rochela, ya mencionada, la masacre ocurrida el 3 de Octubre de 1997 en el municipio de San Carlos de Guaroa, en el departamento del Meta, en la que fueron asesinados un funcionario de la Fiscalía General de la Nación, tres integrantes del CTI de la Fiscalía Regional del Meta, un detective del DAS, además de un Mayor del Ejército, jefe del Grupo GAULA, dos soldados voluntarios y tres soldados regulares. Más recientemente, el 10 de Marzo de 2000, en el corregimiento Minguillo, municipio de La Paz, departamento del Cesar, integrantes de las autodefensas secuestraron a siete miembros del CTI que todavía se encuentran desaparecidos. Son muchos los ejemplos sobre ataques a integrantes del Estado, y en particular a funcionarios de la Fiscalía. Basta con señalar que, según información de la Fiscalía, en los últimos ocho años al menos 80 investigadores del CTI han caído bajo las balas de esos grupos, de las guerrillas y de la delincuencia común. Es factible afirmar, sin temor a equivocarse, que las autodefensas ostentan una gran cuota de responsabilidad en esas muertes, y que lo hacen con el propósito de impedir que las comisiones judiciales investiguen sus actividades al margen de la ley. 3. Las autodefensas hacen enormes esfuerzos por presentarse como una fuerza, si no nacional, al menos multiregional, con un mando responsable y con capacidad de coordinación. Argumentan que su único propósito es contener y resistir a las guerrillas y expulsarlas de territorios en los que ejercen influencia, y para ello ponen como ejemplos los casos del Magdalena Medio, Córdoba y Urabá. No obstante, bien analizadas las cosas, es esa solamente una forma de presentarse. Debe recalcarse que existen otros ingredientes que tienen un peso considerable en su expansión y desarrollo, distintos al enfrentamiento con las guerrillas como es el de apoderarse de zonas de cultivos ilícitos, encubrir laboratorios de procesamiento de droga, camuflar centros de acopio, proteger rutas de comercialización, expandir y tecnificar propiedades agrícolas, valorizar tierras, crear retaguardias para proteger narcotraficantes o reconocidos líderes de las autodefensas, y son otros de los objetivos que se esconden bajo el ropaje de la lucha anti-subversiva, y que se expresan claramente en las mencionadas regiones. Una de las constantes de las autodefensas en los últimos años es la diversificación de sus fuentes financieras. Es sabido que tienen sus apoyos en sectores de narcotraficantes y esmeralderos, pero también hay que contemplar la participación de propietarios de la tierra, comerciantes, empresarios y sectores medios, que cada vez más le apuestan a un proyecto contrainsurgente bajo la iniciativa de los civiles. La estrategia fundamental de las autodefensas se basa en atacar a la población civil, bajo el argumento de que son colaboradores de la subversión. Sin embargo hoy en día han asumido otras formas de actuar, y se enfrentan militarmente a las guerrillas, han multiplicado los secuestros, y han tratado de mostrar un esbozo de proyecto político. |