El secuestro y la toma de rehenes, con la cual está aquél
asociado dentro del marco del conflicto armado, han alcanzado en Colombia
niveles alarmantes. Ambas prácticas, continuas y endémicas,
constituyen graves atentados contra la libertad personal y han sido uno
de los mayores motivos de preocupación y temor en el país
en los últimos diez años. La lucha contra el secuestro y
la toma de rehenes hace parte fundamental de la acción del Estado
colombiano frente a la actual situación, y particularmente de la
política de derechos humanos y DIH del actual gobierno.
El gobierno continúa enfrentando con firmeza el secuestro, una
de las prácticas de los grupos insurgentes que más afectan
a la población en general. Para ello utiliza tanto los instrumentos
que proporciona el sistema de justicia como medidas de fuerza, con operaciones
que comprometen a distintos organismos del Estado en la ejecución
de acciones represivas, administrativas, de inteligencia y de investigación,
y que garantizan el sometimiento a un proceso judicial expedito y específico.
Se ha impulsado la legislación en materia de secuestro, extorsión,
desaparición forzada y tráfico de personas. El secuestro,
por constituir una grave infracción del derecho internacional humanitario,
que proscribe específicamente la toma de rehenes, ha sido tipificado
recientemente como delito, al entrar en vigencia el nuevo código
penal colombiano.
La creciente gravedad del problema del secuestro llevó al Gobierno
a enfatizar la estrategia operativa, transfiriendo la responsabilidad
de coordinar el Programa para la Defensa de la Libertad Personal del Ministerio
de Justicia y del Derecho al Ministerio de Defensa.
La responsabilidad institucional recae en el Consejo Nacional de Lucha
contra el Secuestro y demás atentados contra la Libertad Personal,
CONASE, presidido por el Ministro de Defensa Nacional, y del cual hacen
parte el Fiscal General de la Nación, el Director del Departamento
Administrativo de Seguridad, DAS, el Comandante General de las Fuerzas
Militares y los Comandantes del Ejército Nacional, de la Policía
Nacional y de la Armada.
La parte operativa de la lucha contra el secuestro está a cargo
de los Grupos de Acción Unificada por la Libertad Personal, GAULA,
los cuales se concentran en el desmantelamiento de bandas y especialmente
en la captura de cabecillas. Los GAULA son veintiocho unidades elite de
las distintas entidades responsables, de la Policía Nacional y
de las Fuerzas Militares, coordinados con el DAS y el CTI de la Fiscalía.
La prevención,
la atención a las víctimas y la capacitación hacen
parte también de la política de lucha contra el secuestro.
La primera, a través de acciones directas represivas y disuasivas
sobre los autores del delito. La capacitación, mediante acciones
pedagógicas dirigidas a las víctimas reales o potenciales
y la participación de la propia comunidad ciudadana o gremial,
tanto a nivel regional como nacional. Se trabaja en la prevención
y la sensibilización de los ciudadanos sobre la existencia de un
sistema institucional de defensa ciudadana basado en los organismos de
seguridad institucionales. Se estimula a los ciudadanos a acudir a los
GAULA, denunciar y brindar información solidaria.
Se presta atención a las víctimas por medio de asistencia
psicológica a los secuestrados y sus familias, atención
que se extiende aun a los funcionarios de los GAULA. La atención,
además, cubre asesoría legal para los afectados.
La capacitación en la lucha contra el secuestro está centrada
en la investigación criminal y criminalística, así
como en la educación en derechos humanos y derecho internacional
humanitario, y está dirigida a los funcionarios del DAS, el CTI,
la Policía Nacional y los miembros del Ejército que prestan
su concurso en los GAULA. Además, la política incluye la
promoción de los mecanismos de protección y prevención
y de las normas y entidades pertinentes, la divulgación de los
casos de personas perdidas o extraviadas, el estudio de las temáticas,
y el desarrollo del Centro Nacional de Datos.
El Fondo Nacional para la Defensa de la Libertad Personal, FONDELIBERTAD,
adscrito al Ministerio de Defensa Nacional, además de las funciones
de prevención y atención, está encargado de administrar
los recursos destinados para la lucha contra el secuestro y la extorsión.
El presupuesto asignado para FONDELIBERTAD había sido de 5.000
millones de pesos anuales (US$ 2,5 millones) desde el año 1996
hasta el 2001. En el año 2000, por gestión presidencial,
se obtuvo una adición de $15.000 millones de pesos (US$ 7,5 millones).
El 90% de dichos fondos se destina al fortalecimiento de los GAULA.
La lucha contra el secuestro hace parte de la agenda del Plan Colombia.
La comunidad internacional ha mostrado su interés en contribuir
a elevar la eficacia operativa de los GAULA.
En el marco del proceso de paz, el Gobierno se ha ocupado del secuestro
y la toma de rehenes desde la perspectiva del derecho internacional humanitario,
a través del Programa Presidencial de Derechos Humanos y Derecho
Internacional Humanitario. En tal sentido se realiza una concertación
con las organizaciones de las víctimas del secuestro y la desaparición
forzada de personas, tales como la Corporación Humanitaria y Social
"Grupo La María", el "Grupo del Kilometro 18 de
Cali", el grupo que lidera el señor Ismael Duarte, País
Libre y ASFADDES, para canalizar hacia la mesa de negociación con
las FARC propuestas globales sobre el secuestro provenientes de los sectores
más afectados.
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