Los
jerarcas, sacerdotes, miembros de comunidades religiosas y misioneros
están siendo víctimas de asesinatos, secuestros y amenazas,
y las iglesias atacadas por parte de los actores armados irregulares en
medio de la degradación del conflicto colombiano. Esta situación
se suma a la condición de otros sectores de colombianos: autoridades
gubernamentales, líderes comunitarios, sindicalistas, periodistas,
defensores de los derechos humanos, grupos indígenas y comunidades
afrocolombianas. Las violaciones contra la vida y libertad de los religiosos
como personas también atentan contra otros derechos como el de
expresión, pensamiento y no solo de los religiosos como persona,
sino de la sociedad colombiana en general. Los actores del conflicto consideran
a sacerdotes y misioneros como líderes sociales y buscan con estas
prácticas ejercer intimidación sobre las comunidades donde
los religiosos desempeñan sus labores pastorales. Además,
los templos están siendo objeto de irrespeto y ataques. Estas acciones
son prohibidas en las prácticas de guerra y constituyen evidentes
infracciones al DIH.
Religiosos y misioneros de las distintas iglesias se desempeñan
como protectores de las comunidades y defensores de sus derechos, a la
vez que realizan tareas humanitarias; esto los hace vulnerables en las
regiones afectadas por el conflicto. En particular, el papel asumido por
la Iglesia Católica en el marco del proceso de conciliación
iniciado por la Conferencia Episcopal desde 1997 ha acentuado la situación.
La Iglesia Católica y las comunidades religiosas actúan
como catalizadores del conflicto y facilitadores de la paz lo cual incide
en su descalificación por los violentos. También, dentro
de su natural misión pastoral, participan con acciones humanitarias
en la protección y atención de las víctimas, el alivio
de las consecuencias del conflicto y el desplazamiento -Pastoral Social
dedica especiales esfuerzos al problema del desplazamiento-. Muchos sacerdotes
se convierten en defensores de los derechos humanos. El ataque a los prelados
tiene un hondo significado en el país por la mayoría católica
y la tradición de la Iglesia.
Los ataques a los religiosos y la afectación de los templos muestran
la manera constante en que son infringidos los principios y disposiciones
del DIH, tales como la distinción entre las personas que toman
parte en las hostilidades y la población civil, y la protección
de bienes civiles y religiosos. Su protección está consagrada
en el Protocolo II adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto
de 1949 relativo a la protección de las víctimas de los
conflictos armados sin carácter internacional del cual Colombia
hace parte.
En el Artículo
9 "El personal ....y religioso será respetado y protegido.
Se le proporcionará toda la ayuda disponible para el desempeño
de sus funciones y no se le obligará a realizar tareas que
no sean compatibles con su misión humanitaria". El Artículo
14 protege los lugares de culto de los de la confrontación
armada. "...queda prohibido cometer actos de hostilidad dirigidos
contra .....los lugares de culto que constituyen el patrimonio ..
espiritual de los pueblos y utilizarlos en apoyo del esfuerzo militar". |
El Gobierno
Nacional viene insistiendo en el cumplimiento del Derecho Internacional
Humanitario por parte de los actores armados en el conflicto: clama por
el respeto por los civiles, los religiosos y los lugares de culto.
También el Gobierno y el Estado colombiano, en cumplimiento de
su obligación de proteger los derechos de los colombianos y a las
poblaciones especialmente vulnerables, han atendido solicitudes de protección
de miembros de comunidades religiosas amenazados a través de su
Programa de Protección a líderes sociales y organizaciones
no gubernamentales en razón del nivel de riesgo en que se encuentran.
Desde 2001 el Programa ha brindado medidas de protección a Pastoral
Social de Cáritas en el Meta atendiendo la organización
con medios de comunicación, apoyo a transporte, blindaje a la sede
así como a un sacerdote mediante apoyo de transporte y ayudas humanitarias.
Se atiende a la Pastoral Social de Neiva con medios de comunicación
para la organización y para uno de sus miembros y a la Pastoral
Social de Bucaramanga, con equipos de comunicación destinados a
cuatro personas vinculadas a la organización.
La Policía Nacional, de otra parte, para suministrar garantías
de seguridad al personal religioso, en apoyo a los esfuerzos de las comunidades
religiosas y convocando la solidaridad ciudadana, creó los Frentes
Parroquiales de Seguridad, integrados por los vecinos de las parroquias,
cuyo objetivo es dar aviso oportuno a las autoridades para salvaguardar
la vida de vicarios y sacerdotes. Actualmente, los Frentes Parroquiales
están operando en 20 departamentos
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