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Hacia la reconciliación
La
situación colombiana tiene características muy particulares.
El conflicto armado interno, con una historia cercana a los cincuenta
años, ha sido exacerbado en las últimas dos décadas
por fenómenos tan complejos y lesivos para la sociedad como la
guerrilla, el narcotráfico y las autodefensas. La barbarie de sus
métodos y actuaciones guerreras ha terminado por asemejarlos. En
estas circunstancias, se requiere de una enorme creatividad para hallar
el equilibrio entre el olvido y la satisfacción de la vindicta
pública, entre el perdón y el castigo, y encontrar la senda
segura de la reconciliación.
La
magnitud de nuestros conflictos y la degradación a la que se ha
llegado en la violencia colombiana, hacen que la paz a que todos aspiramos
no pueda ser sino una paz fundacional; una paz que nos reconstituya como
sociedad y como nación. Debe ser una paz en la que no haya vencedores
ni vencidos. Las amnistías que se otorguen deberán hacer
valer la verdad con todo el rigor posible, para que los perpetradores
reconozcan el horror de su barbarie y las víctimas puedan señalar
libremente a sus agresores. Superar nuestro presente, hacer que víctimas
y victimarios puedan rehacer su condición humana sobre fundamentos
nuevos, exigirá una profunda catarsis colectiva.
Del
equilibrio entre perdón y castigo sobre la base de la verdad, habrán
de surgir de nuevo las condiciones que permitan la realización
de los valores propios de una existencia digna y libre para todos los
colombianos.
Gustavo
Bell Lemus
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