El reclutamiento, uso, utilización y violencia sexual en contra de NNA, por parte de los grupos armados ilegales, exige redoblar las acciones y la articulación en los territorios por parte del Gobierno nacional en el marco de la CIPRUNNA”, señala la Consejera Presidencial para los Derechos Humanos y el DIH, Lourdes Castro García.
Pese al subregistro de información frente a los casos de reclutamiento, uso, utilización y violencia sexual en contra de NNA por parte de los grupos armados ilegales, los hallazgos del informe de priorización municipal para la prevención del reclutamiento forzado de NNA, publicado por la Consejería Presidencial para los DDHH y el DIH, demuestra que continúa en aumento esta práctica.
Según el informe, el 48% de los municipios catalogados con un nivel de priorización territorial de superior alto por riesgo de reclutamiento se concentra en los departamentos de Cauca, Antioquia y Nariño. Los primeros municipios del país con mayor nivel de priorización por su situación de riesgo en contra de NNA, son: Corinto, Buenos Aires, Argelia, Caldono, Toribio, El Tambo, Caloto y Santander de Quilichao en el departamento del Cauca; Olaya Herrera, Tumaco y Roberto Payán en el departamento de Nariño; Solano, La Montañita y San Vicente del Caguán en el departamento del Caquetá y Amalfí y Anorí en el departamento de Antioquia.
Este informe coincide con el análisis realizado y compartido a la Consejería Presidencial por la MAPP-OEA, en cuanto a que el reclutamiento desencadena en otras violaciones a derechos, no solo contra los NNA, sino también contra sus familias y la comunidad con amenazas o desplazamientos forzados, “Esta dinámica de efecto domino genera un impacto negativo mayor a las comunidades debilitando su tejido social y con ello sus propias iniciativas en materia de prevención“ afirma la Consejera Presidencial.
Y agrega “Según la información obtenida por el ICBF en los registros de desvinculados, el reclutamiento se está evidenciando en niños a partir de 8 años, y esto incrementa las consecuencias negativas para los NNA y sus familias, comunidades y la sociedad en general”.
La paz necesita de nuestros NNA por fuera de la guerra y para ello se requiere que la sociedad alce la voz y deje de normalizar estos hechos.
